lunes, 2 de mayo de 2011

TEATRO CAOS… LA AMBROSÍA DE LA ESPONTANEIDAD

El teatro caos, es una presentación sorpresa… un drama verídico, una ficción hiperrealista (que trasciende la realidad ordinaria) o una realidad ficcionada.
El mismo aparece inesperadamente tomando siempre por sorpresa al “espectador” sacudiéndolo de su rol pasivo meramente expectante, provocándolo e incitándolo a participar activamente. Como un cimbronazo, un sacudon a la cómoda somnolencia homeostática, proporcionada por las comodidades culturales y el letargo energético, consecuencia directa de contaminaciones recibidas a través del consumo de alimentos en mal estado (los cadáveres putrefactos del arte). El cine y la música, la pintura y la literatura, solo nos vuelven más estupidos. Consumimos la inmundicia psiquica de mentes muertas, destilando su aroma a putrefacción (su expresión artística). Incluso los más vanguardistas huelen a ignorancia.
Vivimos una vida aletargada e indigestada, pesada y somnolienta, debido a nuestras contaminadas influencias artísticas, y de la misma forma que una fruta podrida, contamina todo el cajón, así también se degenera nuestra expresión.
Teatro caos es una sorpresiva puesta en alerta… que al igual que la muerte llega inesperadamente, en forma repentina, destruyendo sin piedad y sin opción nuestro refugio en el mundo. Y del mismo modo que el oscurecimiento de la vida terrenal (la muerte) significa la entrada en la luz para algunos y en un infierno desesperante para otros , teatro caos representara la pura energía vital, fresca e incontaminada, consciente e iluminada que unifica los polos, que desintegra dualidades, que revela la ficción que existe en toda personalidad, unificándola con la realidad. Mientras que algunos lograran aprovecharlo como un despertar consciente, la mayoría huirá reacia, evitando su participación, escapando a la extinción de su moral, sin poder renunciar a su anticuada concepción del arte cómodo, completamente ficcionado, que apenas alude (con suerte) a alguna forma de “realidad”.
En teatro caos la ficción se convierte en realidad y la realidad se torna ficticia, puesto que nunca ha habido diferencias, nuestras antiguas ficciones intentaban representar al mundo, y nuestra vida real nunca ha sido más que una ficción inconsciente.
Los niños han sido aniquilados, vendiéndoles caros juegos de industrias (nuestras personalidades adultas y las variadas profesiones y oficios fabricadas por la industria), hemos ingresado en el monopolio de la imaginación, gobernado por un ente tirano y aburrido, en un juego inflexible y poco artístico, cuyas reglas y meta final es olvidar que se trata de un juego, adormeciéndonos mas en la creencia de un yo especifico, en un mundo rígido y determinado, donde aquello que somos es establecido por el juicio social, las leyes, la moral, la cultura, y no puede cambiar. Nuestro nombre y apellido, numero de documento, obra social, crédito hipotecario. Un juego de horror, la condena en un personaje específico por el resto de nuestras vidas. La peor de las prisiones. Cuyas únicas rejas son la convicción de que es real. Capturados en la creencia de la propia identidad.
Nuestro teatro caótico emula una esquizofrenia consciente e iluminada, una disolución de personalidades, una experiencia enteogenica colectiva, una desintegración de yoes, un juego consciente… la resurrección de extraños niños de estrafalarias mentes adultas desintegrando en su expresión espontánea todo resto de solidez, de identidad especifica… perdiéndose en la elevada armonía del caos, descubriendo la sustancia insensible del amor independizado de emociones y sensaciones condicionadas. Si, el amor del caos es infinito e insensible, impiadoso y absoluto. Un gobernante tirano que nos conquista con su poder, y se exhibe concientemente sin reparar en sus mascaras. De apariencia grotesca o sutil, noble o villana, consciente de su identidad nos conduce hábil y engañosamente hacia la realidad de su cuerpo amoroso. Puesto que es caótico, es también incondicional, no podes activarlo en el otro, usando elogios y ponderación, ni frustrarlo con insultos evitando así que lo experimente; el amor del caos se ha independizado de tu acción. Sus profetas están locos, terroristas para tu moral e idiosincrasia.

Teatro caos: La unión entre la vida y la ficción, una disolución de fronteras, el elixir del arte, su culminación, y paradójicamente, al fin, su nacimiento. Un cambio de paradigma, desde un arte irreal, forzosamente ficcionado, hacia una expresión liberada, una opera de proporciones infinitas. La disolución del arte en la propia vida. Un constante juego. La contemplación del infinito despliegue de personalidades, su irrealidad, y el positivo uso artístico de todas ellas.
Una personalidad realizada es aquella que ha erradicado completamente la creencia en la realidad. La esencia de la paradoja, un teatro de mentes iluminadas, que resplandecientes, con la energía de soles, riegan con los rayos de su expresión la iluminación interior.
“Teatro caos” es también un “teatro secreto” (como lo llama hakim bey) ya que no se trata verdaderamente de un teatro, sino mas bien de una trampa de liberación… un despertar repentino, un amanecer artístico, el frenesí energético que provoca con expectativas la reacción del corazón, o en su lamentable y esperable defecto, la reacción defensiva por parte de la personalidad culturalmente condicionada del espectador que no se entrega a su propia muerte y liberación. Una especie de juicio final que nos elevara o condenara, hacia las miserias o virtudes de nuestro propio interior, invocando siempre por el despertar y la redención.
Esperamos con jubilo y amor, impacientes y excitados bendecir de caos infeccioso nuestras salas de teatro, tentar y colapsar a las mentes adormecidas, lentas e indiferentes, hacia el coherente despertar de sus miles de manifestaciones. La locura divina. El despertar de los dioses. Una catarsis transformativa.
Un verdadero artista es como un soldado, enlistado en una misión superior, conquistando con poesía y divinidad, irrumpiendo con sus aliados dioses en las mentes humanas, hasta que el amor, se emancipe de requerimientos y condiciones sensibles, y toda estructura mental se disuelva en la armonía. Un asesinato a la moral y los prejuicios, la estupidez y la ignorancia. La verdadera guerra santa. La conquista del amor.

Maynun