domingo, 21 de junio de 2009

YO, YO, YO Y YO + YO = YO. ECUACION SATORI

El mundo es como un escenario inmenso compuesto por una infinidad de personajes que dan vida también al mismísimo escenario. Nuestros yoes jamás son los mismos, solo se asemejan. Incluso el yo que era al comenzar a escribir este texto en la anterior oración ya ha desaparecido. La mas mínima variación en el pensamiento o estado de animo modifica a nuestros personajes, y el pensamiento subsiguiente continuando la misión del anterior mantiene la relación de coherencia. Poseemos civilizaciones enteras de distintos yoes construidos a su vez por infinidad de estados de ánimos, pensamientos e intuiciones distintas, que nacen y mueren en una fracción de segundo. De esta forma el pensamiento o la emoción que aparece luego es la sucesora del mando emocional, heredando la genética de su madre quien vivió en la fracción de segundo anterior. De esta manera se crean dinastías emocionales., cadenas de pensamiento que heredan sensaciones que se cronifican creando una emoción determinada. Nuestra cultura humana es un fractal de nuestra mente o viceversa. La cultura esta compuestas por nuestras identidades, las cuales a su vez están por compuestas por pensamientos y emociones que nacen y mueren en una fracción de segundo, sucediendo sus conocimientos a la emoción siguiente. De este modo nuestra sensación nunca es la misma, cambia miles de veces en un segundo pero se asemeja, porque forman parte de la misma raza o especie de sensaciones que invaden nuestra mente durante varios minutos. Imperios gobernados por distintas dinastías. Nuestras emociones fluctúan, pero duran al dejar sucesión de su genética, igual que nuestra civilización permaneciendo al suceder su cultura. La vida de cada uno es un segundo en la historia de la humanidad. Si sumamos todas las vidas presentes y las que han existido, cada una de ellas es un segundo o una pulgada en la construcción de la gran emoción, la cual se llama “civilización humana”. No podemos hacer mucho individualmente por la historia humana, ni por su futuro; y aunque lo lográramos, si nuestro paradigma mental es el mismo, si nuestros pensamientos, emociones, si nuestras ondas mentales siguen funcionando de la misma forma, cronificándose, imponiéndose, entonces estamos sujetos al mismo paradigma y lo que haríamos por el mundo seria similar a todo lo hecho anteriormente. Por lo tanto no hay nada que pueda hacerse por nuestra civilización. Pero podemos ser el margen de error, el microsegundo que falla, la pulgada averiada, simplemente modificando nuestro habito de pensamiento y emociones. De esta forma la cultura misma comienza a fluctuar... moverse, hacerse mas tenue, o temblar por microinstantes… como una emoción que no termina de definirse, que deja infiltrar una sensación opuesta hasta ambas disolverse en la homogeneización. Para que eso ocurra es preciso comprender la igualdad y correlación entre los polos opuestos para que ambos se reconozcan, amen y se disuelvan. Esta aceptación plena, esta identificación con el universo genera una expansión perceptiva (o expansión de conciencia) que nos lleva a observar la infinita relación entre el plano físico y psíquico... y la igualdad que existe entre uno y otro. Eso nos lleva a pensar que el plano físico es simplemente un reflejo macrocósmico de nuestro reino psíquico… y al revés. La aceptación e identificación perfecta con los amenazadores opuestos nos libera… ya que toda sensación es generada, alimentada e intensificada por una resistencia hacia su opuesto. Todo temor también es siempre generado por un opuesto que amenaza. El viaje a la profundidad psíquica no encuentra limites ni restricciones cuando los temores desaparecen… y cuando estos se van es porque la guerra ha terminado, los opuestos han desaparecido. Desmantelarse en la existencia es ser consciente del uno. Ser consciente de esta unidad (y no ser creyente de la unidad) es poder contemplarla y crecer en la liberación hacia la contemplación cada vez mas profunda e ilimitada del veloz, efímero e inexistente funcionamiento de los yoes;  la separación inexistente entre uno y otro, los trazos ilusorios e indefinidos de individualidad… las caóticas relativas e indefinidas fronteras entre un pensamiento y el que lo sucede en el segundo posterior… el espacio entre tus ojos y tu monitor como parte de tu mismo cuerpo, su luz colisionando con tu vista, uniendo polos, revelan que son un mismo ser, un mismo cuerpo unido… y que cada micropensamiento es un fractal de nuestra historia en la tierra y de la historia de la humanidad, y de la historia del universo. Idéntico, exacto. Sus supuestas diferencias son solo el reflejo de nuestra ignorancia, nuestra inconsciencia , nuestro sueño… La unidad es un viaje hacia el infinito, ya que solo se descubre (y por lo tanto solo existe) transitando el mismo, volviendose conciente de el… Por eso el uno se construye/descubre viajando, y se viaja aceptando, disolviendo en la comprensión la ilusión de los opuestos. De esta forma se desmantelan las dictaduras de los yoes que perduran demasiado. El miedo desaparece en la aceptación de sus enemigos psíquicos… uno viaja mas veloz y mas profundo = mas conciencia de unidad.